Es arquetípica y conocida la imagen del desierto a plena luz del día. Las dunas acariciadas por el viento, la vida batiéndose en duelo con el entorno, las figuras perfiladas de los dromedarios, los cuervos bajo el sol dejando rastros de sombra en la arena… Y durante la noche la luna hace su ronda manteniendo una cierta penumbra que desdibuja el perfil del desierto.